ROCK SESION [Somas Cure - La Colmena]

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Decía el viejo eslogan televisivo de una marca neumática aquello de que la potencia sin control no vale de nada. También es aplicable a las faltas que tiraba Roberto Carlos. Y, trayéndolo a la música, que es lo que nos atañe, nos es aplicable a las bandas de corte metalero que se afanan y empeñan en atronar sin medida. A los vocalistas que aprovechan sus facultades interpretativas de agudos o guturales ultra terrenales para ir siempre con la dinámica por las nubes. Ese error es más patente si cabe en los inicios, cuando la juventud permite los excesos sin que se resienta el fondo (algo así como le pasaba a Ronaldinho con las fiestas, que al principio se las podía permitir y la juventud le mantenía el físico pero que, con los descuidos y el paso de los años, ya no podía volver a ser el mismo. Hoy tengo el día deportivo, por lo visto). La templanza, virtud concupiscible del alma para Platón, junto a la sabiduría y el coraje, son fundamentales para contener ese torbellino y, de eso, Somas Cure sabe desde su nacimiento hace ya diez años, tal y como ha venido además puliendo disco a disco, tras Parseval, más negro; Equilibrium, el nombre ya da pistas; Mitos, ya rotundo diamante; y Éter, su disco, hasta la fecha más abierto y, precisamente, incorpóreo en la dificultad de su circunscripción. Hace casi un año empezaban a mover los hilos de este quinto trabajo de estudio, con la presentación de un primer adelanto al que sucedieron tres más. Hace apenas diez días, al fin, veía la luz esta La Colmena que sigue siendo un derroche de filosofía musical bien entendida. Todos los ingredientes están, pero combinados con los galones de quien sabe manejar sus fortalezas. Llevo años diciéndolo, Somas Cure es de lo mejor de la escena metalera española y así debe quedar escrito.
La formación continua estando integrada por el quinteto compuesto por Txema Fonz a la voz, Darío Gómez a la batería, Borja Iglesias y Álvaro Longarela a las guitarras –muchas- y Víctor Pérez al bajo y los coros. En cuanto a los datos de sonido, la grabación corre a cargo de Andy C., la mezcla es de Carlos Santos (un clásico del metal nacional, como sabéis) y las masterización es de Jens Bogren, técnico sueco que está ‘empezando’ en esto, tras trabajar con Sepultura, Dimmu Borgir, Opeth o Arch Enemy.
Lo he escrito muchas veces o, al menos, he intentado hacerlo entender así. Somas Cure es de esos grupos que llegaron a mi vida justo en el momento en el que necesitaba algo así. Tanto en la música como en los textos. A veces las emociones no encuentran salida hasta que te llega un disco a las manos que te hace conexión y encaja en tu alma para el resto de la vida, haciendo que esa ruptura interior quede subsanada gracias a las canciones. ¿Por qué iba ser tan mágica la música si no fuera por eso?
¿Cuál es el mejor ejemplo en este álbum sobre el concepto que intento expresar? Lo encontramos en el primer tema, ‘Salto De Fe‘. La fragilidad vocal de Txema, cantando con un gusto exquisito en la contención, la melodía de guitarras que es sobria cuando toca, ágil cuando debe y robusta cuando toca a rebato batería y bajo subliman un texto que hacen de este corte un cañón indiscutible. Así lo tuiteé hace unos días: “Tú eres la moneda en el aire. Tú eres de quien van a dudar. Tú eres el orgullo de tu fracaso. Al menos yo lo quise intentar. Mi vida es un salto de fe, de primeras, ¿en quién confías? Y, ¿qué si no va a más? Si no va a más… ¿Qué si no va a más?”. Soberbia y magnífica.
Con ese control comentado de las dinámicas, que es tan válido para el disco en su conjunto como para las canciones, tomadas de una en una, que diría Goytisolo, arranca ‘La Cura’. Una batería dando paso a un buen riff de guitarras que después se intrincarán en un fraseo metalero clásico. La contención del puente hacia el estribillo melódico y aprehensible da fuero a un tema sin fisuras.
Con casi segura intencionalidad, con algo más de rabia y oscuridad, ‘Belladona’ trae a mi memoria esa palabra que es capaz de reunir en sus acepciones la bella mujer y la flor venenosa. Como Medusa, Súcubo o mantis. El tema destaca por una gran cantidad de capas de guitarra que le da un brío compacto a un estribillo casi obsesivo. Ya en la coda se calienta la voz, como si de una habituación para los oídos fuera, para los guturales y ronqueces de ‘Plaga’, que contentará a los que echen de menos las viejas formas. Eso sí, pequeños arreglos electrónicos y una batería con tempo inesperado le dan un toque de modernidad que refleja el constante movimiento que busca el grupo.
‘Bailar En La Cuerda’ persiste, insiste y repite en la fórmula de un riff metalero corto y clásico para que el enganche sea potente desde el inicio. De nuevo Txema brilla en las melodías vocales justo cuando más se necesita: “Vuelve a bailar en la cuerda, vas a reírte de tu suerte y qué más da. Ya sabes sol si les quemas, aprieta. No tienes por qué taparte”. Tras un solo certero y concreto, la coda termina de liberar la emoción contenida con maestría. La primera parte del álbum se cierre con otro tema efectista y efectivo, ‘Cede La Piel’, nos trae unas voces cercanas a ‘Helios’ o ‘Belial’ y combina con un estribillo grandiosamente bello.
Bien traída al arranque del segundo bloque la balada poderosa del disco, ‘Balas De Plata’, que crece y crece hasta ganar en una potencia de gran distorsión y emoción en los solos, plausibles todo el álbum a los que, como dijimos más arriba, se le aplica el mismo patrón del más es menos. Como si fuera una continuación conceptual, casi también algo de espíritu musical, ‘Mi Mejor Mentira’ nos evoca por el sobresaliente ‘Te Engañé’. Un corte melódico con hechuras de medio tiempo que se equilibra con algo de doble bombo sutil y contemporizado.
Siguiendo con las evocaciones, a ‘Vértigo’ le encuentro algo de las formas expresivas de Mitos en el fraseo, aunque quizá sorprende con ciertas escalas de tinte progresivo. Un camino a explorar, casi con toda seguridad. Y tras un ejercicio más sesudo, llega el momento de retomar la parte más cañera y llega con ‘Iglesia de Humo’, de nuevo en combustión entre graves y agudos vocales y guitarras musculosas previas a los aderezos electrónicos, y ‘Bandera Negra’, que incluye una suerte de rapeo en el diálogo con los coros, para terminar de completar la paleta de variaciones. El cierre vendrá de la mano de ‘El Cuerpo’, como viene siendo habitual, la canción más reposada de sus trabajos, con una intro a piano y voz y un crescendo vibrante gracias a una batería arrebatadora y a una sinfonía de guitarras. De nuevo, otra letra magistral para afrontar la vida sin vaciedades morales, físicas y personales, casi de alguna manera conectando con el mensaje del primer corte: “es más cómodo quedarse donde estás, donde no cubre, donde no hay que arriesgar (…) Dime si no es demasiado el peso de la carga de los cuerpos que dejarás por su carcasa de piel…vacía”.
Así se cierra un álbum que no me atrevería a decir que es el mejor de su carrera, porque Mitos y Éter ya eran imprescindibles. Lo que sí está claro es que Somas Cure es una de las mejores bandas metaleras de los últimos años y que a base de buenas y certeras canciones se merecen el beneficio de tu escucha. Curiosamente, nunca he podido verlos en directo y el próximo 21 de noviembre harán su primer concierto desde que llegase el confinamiento, como anticipo a lo que será su gira de 2021. Será en streaming desde la Garaje Beat Club de Murcia. Si la agenda del trabajo lo permite, los veré por primera vez en directo, que hay ganas.
Más de Somas Cure en RockSesión:
Somas Cure – Éter
Somas Cure – Mitos
Lista de canciones – tracklist:
Salto De Fe
La Cura
Belladona
Plaga
Bailar En La Cuerda
Cede La Piel
Balas De Plata
Mi Mejor Mentira
Vértigo
Iglesia De Humo
Bandera Negra
El Cuerpo
SALTO DE FE: https://www.youtube.com/watch?list=PL00jwbCsmYLe5rrTKU1UNk36cHbdQfdsx&v=ILNfug72kdo